Llevemos a feliz término la causa
revolucionaria del Juche enalteciendo al
camarada Kim Jong Il como eterno
Secretario General de nuestro partido

Conversación con altos funcionarios del CC del PTC

6 de abril de 2012           

Kim Jong Un     


    Vamos a celebrar la IV Conferencia del Partido del Trabajo de Corea con el Día del Sol a la vista, fiesta significativa por el centésimo aniversario del natalicio del gran Líder Kim Il Sung, lo cual despertaría un gran interés y atención dentro y fuera del país.
    En esa reunión se abordará el tema de enaltecer al gran General Kim Jong Il como eterno Secretario General de nuestro Partido y hacer válidas para siempre su obra y sus hazañas revolucionarias, se aprobará una resolución al respecto y se modificará el Estatuto del Partido a su favor. También se retirará y elegirá a algunos miembros de su órgano directivo central como parte de la agenda de rutina de la sesión de ese tipo.
    Debemos convertir el referido evento en una oportunidad trascendental, un jalón importante para tener para siempre a los dos líderes al frente de nuestro Partido y llevar adelante su ideal y obra.
    Debemos aprovechar esta ocasión para demostrar evidentemente la fe, voluntad, moral y decisión con que nosotros, hijos del Líder y soldados y discípulos del General los honramos y continuamos su ideal y obra.
    Ensalzaremos como antes al gran General como Secretario General de nuestro Partido.
    Esto constituye una exigencia de principios para llevar al triunfo nuestra causa revolucionaria manteniendo intactas las ideas y líneas del gran General.
    Esta medida no es de carácter simbólico. Pues impone aplicar en la construcción y labores del Partido los pensamientos y proyectos del General, que seguirá ocupando su cargo de Secretario General.
    Las ideas y líneas formuladas por él siempre servirán como guías rectoras para nuestro Partido y revolución y como bandera inclaudicable por su justeza y vitalidad confirmada en la práctica revolucionaria. Al margen de las mismas no son concebibles el avance ni la conclusión victoriosa de nuestra causa revolucionaria. Para lograr que la revolución coreana continúe por su camino de victorias y glorias nuestro Partido debe, repito por favor, tener al General como su eterno Secretario General y mantener firmemente y cumplir cabalmente sus ideas y lineamientos.
    Es lógico que el gran General siga en su responsabilidad partidista por los imperecederos méritos que él acumuló ante la época y la revolución manteniéndose al frente de nuestro Partido durante muchos años.
    Desde hace más de medio siglo se dedicó a fortalecer y desarrollar nuestro Partido como el del gran camarada Kim Il Sung valiéndose de su extraordinaria clarividencia ideológico-teórica y arte de mando. Lo convirtió en un partido revolucionario donde se rige el sistema ideológico y de mando de su líder, partido que, plenamente identificado con las masas populares, les sirve fielmente y se muestra tan generoso con éstas como la madre con sus hijos, partido poderoso, disciplinado en sumo grado y combativo, y puso muy en alto la dignidad y poderío de la Corea de Kim Il Sung, lo cual es su mayor proeza que se inscribirá con letras mayúsculas en la historia de nuestro Partido.
    Después del fallecimiento del padre de la nación, aunque el cargo de máximo nivel del Partido y el Estado no está ocupado por nadie, la estabilidad del país sigue imperturbable en el orden político y todas las labores se realizan por su ruta normal, prueba del poderío de nuestro Partido y la unidad monolítica que caracteriza los vínculos del Ejército y el pueblo con su organización política. Esta realidad es inimaginable fuera de lo que el General hizo mientras dirigía a nuestro Partido y revolución y hace apreciar su gran valor y perenne vitalidad. Nuestro General es un destacado dirigente y decano avezado en la política que ha capacitado al Partido del Trabajo de Corea como organizador y orientador de todas las victorias de nuestro pueblo y ha impulsado el proceso revolucionario por un camino recto que conduce al triunfo definitivo.
    Enaltecerlo como eterno Secretario General del Partido no solo está a tono con la noble idea, sentimiento y deseo de todos los militantes y demás sectores del pueblo sino también está totalmente en correspondencia con principios de la ética.
    No habrá otro líder en el mundo que nuestro General que no hizo nada para su interés personal y dedicó todo su ser solo por el fortalecimiento y prosperidad de la patria y la felicidad del pueblo y que trabajó sin descanso en cumplimiento de su apretado programa de actividades hasta morir en el tren en que viajaba. Su imagen como padre de la nación y Secretario General de nuestro Partido vive en lo hondo del corazón de los oficiales y soldados del Ejército Popular y otros sectores populares que lo consideraban como el cielo. El mundo reconoce este hecho. Su generosa imagen siempre estará presente en la mente de nuestros militantes y pueblo.
    Ustedes y todos los demás funcionarios, los miembros del Partido, combatientes del Ejército Popular y otros ciudadanos, todos somos soldados y discípulos del General Kim Jong Il. Para nosotros, instruidos y capacitados por él, es un deber moral y expresión de la gratitud ensalzarlo como eterno líder y gran maestro. Aun cuando permanecía en la máxima dirección del Partido, el Estado y el Ejército respetó infinitamente a Kim Il Sung como eterno líder del Partido y el pueblo siempre considerándose como su soldado revolucionario y consagró toda su vida a la causa iniciada por él. Estas nobles cualidades y conducta moral es un excelente ejemplo para nosotros.
    Solo cuando lo tengamos como eterno Secretario General de nuestro Partido podemos seguir impulsando con dinamismo la revolución y su construcción hasta que la causa revolucionaria del Juche se corone con el triunfo. Ese cargo partidista debe ser únicamente para él, aunque ocurran cambios de generaciones. Por eso, en la próxima conferencia del Partido vamos a aprobar una resolución histórica de enaltecerlo como eterno Secretario General, como eterno líder de nuestro Partido y pueblo y oficializarlo en el Estatuto del Partido.
    De esa manera nuestro Partido podrá tener una firme garantía organizativo-ideológica para conducir a la victoria la revolución y su construcción y llevar a feliz término la causa revolucionaria del Juche, la de Songun.
    En la próxima sesión de la Asamblea Popular Suprema inmediatamente después de la Conferencia del Partido, vamos a discutir el tema de ensalzarlo como eterno Presidente del Comité de Defensa Nacional de nuestra República.
    En la Conferencia del Partido queremos declarar que el Partido del Trabajo de Corea es el glorioso Partido de Kim Il Sung y Kim Jong Il.
    La historia del PTC se identifica con la gran historia de actividades revolucionarias de su fundador Kim Il Sung, y la de Kim Jong Il que llevó adelante su ideología y obra. El alto prestigio de nuestro Partido, su gran poderío y enormes hazañas a favor de la revolución y construcción están ligados con los nombres de los dos figuras ilustres, los cuales siempre acompañarán el fortalecimiento y desarrollo de nuestro Partido. El Partido del Trabajo de Corea es el partido de sus líderes perpetuos Kim Il Sung y Kim Jong Il.
    Su ideología rectora es el gran kimilsungismo-kimjongilismo. El Partido del Trabajo de Corea es el glorioso partido kimilsungista-kimjongilista que lucha por llevarla a la práctica.
    El gran General, de una extraordinaria perspicacia ideológico-teórica y pasión investigativa, realizó dinámicas actividades ideológico-teóricas que le permitieron formalizar el pensamiento revolucionario del Líder Kim Il Sung como kimilsungismo e hizo que esa doctrina sirviera como guía para la época de la independencia. Hay que destacar que desarrolló y enriqueció la concepción del Líder de conceder importancia a las armas en la idea revolucionaria Songun, la teoría de la política Songun, y propuso construir un Estado poderoso y próspero socialista multiplicando así la fuerza de atracción y vitalidad del kimilsungismo y confirmando su justeza en la práctica revolucionaria.
    En justo reconocimiento a sus destacados méritos que desarrollaron y enriquecieron el kimilsungismo de acuerdo con las exigencias de la época y la revolución en desarrollo, nuestros militantes y otros sectores del pueblo han venido llamando desde hace mucho tiempo los pensamientos revolucionarios de sus dos líderes como kimilsungismo-kimjongilismo y lo reconocieron como la ideología rectora de nuestro Partido. Mas, el General, de acendrada modestia, no permitió que se vinculara la ideología rectora del Partido con su nombre porque, según sus palabras, por mucho que se hurgue en el kimjongilismo, no se encontrará más que el kimilsungismo.
    Nuestro Partido y revolución exigen mantener firmemente el kimilsungismo-kimjongilismo como eterna ideología rectora.
    El kimilsungismo-kimjongilismo es un sistema integral de la ideología, la teoría y el método del Juche y una gran doctrina revolucionaria que representa la época del Juche. Debemos tomarlo como la guía rectora para la construcción y las actividades del Partido, de modo que el carácter revolucionario de nuestro Partido se conserve intacto y las labores revolucionarias y constructivas se realicen de acuerdo con las ideas y proyectos de nuestros líderes.
    Transformar a toda la sociedad según los requisitos del kimilsungismo-kimjongilismo constituye el programa supremo de nuestro Partido. Se trata de la continuación revolucionaria de la tarea de aplicación del kimilsungismo en todos los campos de la sociedad y una nueva fase superior.
    Debemos luchar con mayor brío para transformar toda la sociedad según el kimilsungismo-kimjongilismo, lo mismo que bajo la sabia dirección del gran General hemos impulsado con energía la aplicación del kimilsungismo en todos los órdenes de la sociedad planteándolo como el programa supremo del Partido.
    Hemos recorrido un trayecto lleno de victorias brillantes superando todas las dificultades que la historia nos imponía, y nos espera un camino revolucionario largo y espinoso. Debido a las aviesas maquinaciones de los imperialistas y otros reaccionarios para aislar y sofocar nuestro socialismo centrado en las masas populares, reina una situación tensa y crítica y tenemos que enfrentar una tarea importante de ampliar el margen de superioridad y poderío del socialismo y construir un Estado poderoso y próspero socialista resolviendo con éxito los problemas económicos y de la vida poblacional.
    Por muy difícil y colosal que sea la tarea revolucionaria, nuestra victoria es definitiva pues contamos con los destacados líderes que nos estimulan como eterno Sol del Juche, el Partido del Trabajo de Corea de muchas experiencias y el pueblo y el poderoso ejército revolucionario del Paektu infinitamente fieles al Partido y al Líder.
    Debemos enaltecer al gran General Kim Jong Il como eterno líder de nuestro Partido y pueblo y hacer valer por siglos su obra y méritos revolucionarios.
    El es un gran dirigente, patriota sin igual y padre generoso del pueblo que con una absoluta fidelidad al Líder y un ferviente amor a la Patria y el pueblo, hizo cuanto pudiera por el fortalecimiento y prosperidad del país y por la felicidad del pueblo. Su obra brilla como la de un gran hombre nunca visto en la historia que ha realizado imperecederas hazañas en aras del Partido, la revolución, la patria y el pueblo en pleno apoyo al grandioso ideal de su líder.
    Nos corresponde enaltecerlo eternamente y realizar con el alma inmaculada y el sentido de la moral todas las labores dirigidas a perpetuar su memoria.
    Debemos acondicionar como lugar sagrado el Palacio del Sol de Kumsusan donde reposan los restos del gran Líder y el gran General con su imagen de siempre. El Palacio constituye el faro que ilumina el camino a seguir por la revolución, nuestro eterno apoyo espiritual y símbolo de la victoria. Todos los funcionarios, militares y civiles han de acondicionarlo como eterno lugar sagrado del Sol y llevar siempre en lo más hondo del corazón la imagen radiante del Líder y del General.
    Nos compete defender resueltamente las ideas y proezas del General y resolver de acuerdo a su idea, propósito y estilo todos los problemas que surgen en el proceso revolucionario y constructivo. Él dilucidó ya las tareas que nuestro Partido y pueblo deben acatar en la lucha revolucionaria y la labor de construcción, así como la manera de llevarlas a cabo. Asumiremos su legado como línea directriz, lo pondremos en práctica al pie de la letra, sin ninguna concesión, de modo incondicional y consecuente, para así hacer realidad su proyecto y deseo.
    Es necesario fortalecer sin cesar al Partido del Trabajo de Corea como organización gloriosa eternamente de los camaradas Kim Il Sung y Kim Jong Il.
    Esto significa precisar el kimilsungismo-kimjongilismo como idea rectora del PTC y plasmar al pie de la letra las ideas y propósitos de ambos en su construcción y actividades.
    Resulta importante seguir estableciendo estrictamente el sistema de dirección única en el Partido, prioridad que iremos promoviendo de acuerdo a la exigencia del Partido y la revolución que alcanzan fases de desarrollo cada vez más altas.
    Todos los miembros del Partido, militares y civiles acatarán con fe y conciencia la idea y dirección del Partido, se unirán compactamente en torno a él con una idea, voluntad y moral, y compartirán con él la vida y el riesgo de la muerte, tanto en los días ordinarios como en los difíciles.
    Las organizaciones partidistas deben implantar el ambiente revolucionario de ejecutar incondicional y cabalmente las orientaciones, resoluciones e instrucciones del Partido. Es preciso transmitirlas sin demora, materializarlas cabalmente con una eficiente labor organizativa y establecer la férrea disciplina y estilo de trabajo revolucionario de informar con puntualidad sobre sus resultados.
    Hace falta implantar una estricta disciplina y orden que aseguren la conformidad de acciones bajo la única dirección del Comité Central del Partido. A las agrupaciones partidistas les atañe analizar los asuntos que surgen en el proceso revolucionario y constructivo a favor de los intereses de la revolución, responsabilizándose de ello ante el Partido, Estado y pueblo, así como comunicárselos al CC del Partido y solventarlos de acuerdo a su decisión.
    Es menester seguir dedicando ingentes esfuerzos a la consolidación de las filas de cuadros.
    El cuadro es miembro de mando de la revolución y médula del Partido. La consolidación de éste depende de la cualificación de los cuadros.
    Debemos mejorar decisivamente la labor referente a los cuadros y promover como tales a los más fieles y competentes, dispuestos a correr la misma suerte con el Partido. En la promoción se tendrá en cuenta principalmente la preparación ideológica, el nivel y la capacidad. Nos corresponde incorporar a las filas de cuadros a hombres prometedores, hábiles como organizadores, emprendedores y prácticos que cumplen cualquier tarea asumida a todo trance y con tesón hasta verla consumada. Es necesario intensificar entre los cuadros la educación ideológica y la vida organizativa y foguearlos constantemente en la práctica revolucionaria, de modo que puedan cumplir con su responsabilidad y misión como miembros de mando de la revolución.
    Hemos de solidificar las filas del Partido.
    Para su engrosamiento nos compete observar estrictamente el principio partidista de admitir a personas con integridad ideológica y política, muy responsables y entusiastas en el desempeño de las tareas de la revolución, que llevan una intachable vida económica y moral y que disfrutan de la confianza de las masas.
    Es recomendable que las organizaciones partidistas eleven decisivamente el nivel de la vida partidista de sus integrantes, para que tengan siempre presente el juramento hecho ante la bandera del Partido, sean ejemplos en sus puestos y desempeñen el papel de vanguardia en el acatamiento de las tareas de la revolución.
    Consolidaremos por todos los medios la unidad del Partido y las filas revolucionarias y velaremos por ella.
    La unidad monolítica es la más valiosa herencia revolucionaria que nos dejó el General y el quehacer más importante de nuestra revolución. Esta unidad en la que el líder, partido y masas se funden con una gran idea y ardiente sentimiento de amor y afecto, constituye el mayor tesoro de un valor inestimable.
    Es necesario tratar al pueblo con gran respeto, tener un concepto absoluto sobre sus intereses y atenderlo con el amor materno.
    En acato al sublime propósito del Líder y del General cuya divisa era “considerar al pueblo como el cielo”, debemos respetarlo mucho, enaltecerlo y realizar cualquier labor colocando por encima de todo sus exigencias e intereses. A las organizaciones partidistas les atañe apreciar y querer sinceramente a las personas, poniéndose en el lugar de las madres, asumir plena responsabilidad de su vida política y dignificarla. La madre no abandona a su hijo porque tenga alguna deficiencia o porque sea un quebradero de cabeza, y al contrario se preocupa más por él y le presta mayor atención. De igual forma, las agrupaciones partidistas se esforzarán para que todos se acojan al amparo del Partido y se identifiquen espiritualmente con el General. Aun cuando se traten de los que han cometido graves errores en el trabajo, no tienen que volverles la espalda, sino protegerlos y educarlos con perseverancia, de manera que puedan llevar una vida digna junto con sus compañeros de la revolución.
    Es menester promover en toda la sociedad las nobles virtudes de la ayuda mutua y convertirla en una gran familia unida y armoniosa.
    Recientemente Pak Thae Son, minero de Kumgol, y Ri Chang Son, agricultor de la Granja Cooperativa de Ohyon, distrito de Yonan, protagonizaron acciones heroicas al ofrendar su vida sin titubeos, en aras del colectivo y los compañeros, lo cual constituye una virtud propia de los hombres de nuestra época, formados por el Líder y el General, y un paradigma para todos.
    Las organizaciones partidistas coadyuvarán a que todos sus miembros y demás trabajadores, imbuidos del concepto de vida revolucionario, se consagren por el bien de la sociedad, colectivo y compañeros, y encarnen el espíritu de la época para contribuir sustancialmente a la unidad y armonía del colectivo. Es preciso fomentar en toda la sociedad los bellos rasgos como el respeto a los veteranos de la revolución, el enaltecimiento a héroes de la época y otras personas de mérito, el amor a la joven generación y el cuidado de los necesitados de la atención social.
    Hace falta ponerse al tanto de la opinión pública y obedecerlo todo a la unidad compacta de las filas revolucionarias.
    No puede haber una unidad monolítica ajena a la opinión pública. Las organizaciones partidistas deben prestar oídos a las masas, resolver a tiempo sus problemas y combatir enérgicamente a los que dan poca importancia a los pareceres de la población o los desatienden. A la hora de organizar cualquier labor o tratar asuntos referentes a la vida política de una persona, analizarán el pro y el contra en relación a la unidad y abordar los asuntos con seriedad, a favor de ella.
    Nos corresponde frustrar decididamente las siniestras maniobras enemigas encaminadas a destruir nuestra unidad.
    Hoy el enemigo le tiene miedo pánico a esta unidad monolítica y se aferra porfiadamente a viles conspiraciones con el intento de destruirla. Dadas sus maquinaciones de toda índole que buscan impedir la inclinación de los sentimientos puros de nuestro pueblo hacia el Partido y separarlos, debemos intensificar la labor educativa entre los habitantes y, al mismo tiempo, luchar activamente para frustrar las maniobras del enemigo.
    Hemos de consolidar por todos los medios el poderío militar del país, ateniéndonos a la línea revolucionaria de Songun de nuestro Partido.
    Songun asegura nuestra soberanía, dignidad y existencia. No olvidemos la lección del trágico pasado de la nación que, debido a su débil fuerza militar, se vio privada del país y obligada a llevar una vida desgraciada como esclava colonizada. Con una fuerza militar débil no puede defender su soberanía y existencia, y a la larga se deja engañar por el imperialismo, convirtiéndose en la víctima de sus caprichos. Tal es la innegable realidad de hoy y de ahí la necesidad de llevar a cabo invariablemente la labor encaminada a incrementar la fuerza militar.
    Nos compete seguir dedicando gran fuerza al fortalecimiento del Ejército Popular. Este significa a su vez el poderío de Songun y constituye el meollo del potencial militar.
    Hace falta establecer estrictamente en todo el ejército el sistema de dirección del Partido, el de mando del Comandante Supremo y la disciplina revolucionaria, con vistas a convertirlo en fuerzas del Líder, del Partido y del Comandante Supremo.
    Le incumbe tomar como tarea general político-militar y desplegar con energía el Movimiento por el Título de Séptimo Regimiento de O Jung Hup, para consolidar el poderío político, ideológico, militar y tecnológico de nuestras fuerzas armadas revolucionarias. Intensificará la educación ideo-política encaminada a preparar a todos sus miembros como combatientes fuertes en ideología y convicción, ilimitadamente fieles a la dirección del Partido y dispuestos a consagrar sin vacilación la vida en aras de este, el líder, la Patria y el pueblo.
    Le concierne desencadenar la fiebre del entrenamiento con el método del Paektu para consolidar su combatividad por todos los medios y mantenerse siempre en un estado de alerta. El secreto de la capacidad de vencer uno a cien enemigos está en el incansable entrenamiento. Héroe es el que combate bien durante la guerra, pero en los días pacíficos lo es el que se entrena con dedicación. Los militares se ejercitarán en un ambiente de guerra, con miras a prepararse como soldados superfuertes de pies a cabeza, dotados de un espíritu de hierro, pujanza, aptitud para desenvolverse en las batallas y altamente cualificados. Siempre conscientes de su sublime misión de la defensa de la Patria, jamás perdonarán a los enemigos si se atreven a invadir una pulgada de nuestra sagrada tierra, espacio aéreo y mar.
    Como destacamento principal de la revolución, deben ser siempre abanderados y brigada de choque tanto en la defensa de la patria como en la materialización del proyecto del Partido de construir un Estado poderoso y próspero, así como los primeros creadores y divulgadores de la cultura de la nueva centuria sustentada en la idea Songun.
    Nos atañe procurarles óptimas condiciones de vida. Los habitantes han dado muestras de su confianza en el Comandante Supremo y los oficiales, poniendo a nuestro cuidado a sus preciosos hijos. Si es así, es natural que los atendamos como si fueran hermanos consanguíneos, siguiendo el ejemplo del General Kim Jong Il quien les prodigó solicitudes con el amor paternal.
    Es importante profundizar más en la consolidación de la gran unidad militar-civil. El Ejército Popular será su promotor: enarbolando siempre la consigna de la ayuda al pueblo, lo tratará con amor y respeto y realizará trabajos voluntarios en su favor. La población, por su parte, aprenderá activamente el espíritu revolucionario y el estilo de lucha de los militares, los ayudará con toda sinceridad y, en el caso de emergencia, correrá la misma suerte con ellos en la misma trinchera.
    Es preciso imprimirle a la industria de defensa nacional un marcado carácter autóctono, moderno y científico, para que el poderío militar tenga una firme garantía material y técnico.
    La historia de esa industria está estrechamente relacionada con la del Líder y del General. Formidable es su poderío que hemos preparado hasta la fecha bajo la sabia orientación de los dos líderes.
    Nos toca preservar sus inmarcesibles méritos en la industria de defensa nacional y consolidar por todos los medios el potencial militar del país, prestando primordial atención al desarrollo de dicha rama de acuerdo con la línea de la construcción económica de la era de Songun. Es menester destacar su carácter independiente y afianzarla sobre un cimiento altamente científico-técnico. A sus obreros, científicos y técnicos les atañe desarrollar más armas sofisticadas, producirlas con la máxima calidad y elevar el nivel de modernización del Ejército Popular.
    Hemos de lograr que en toda la sociedad predomine el ambiente de la prioridad militar, perfeccionar el sistema de defensa de todo el pueblo y de todo el Estado y transformar al país entero en una fortaleza inexpugnable. A los miembros de la Guardia Roja Obrero-Campesina y de la Guardia Roja Juvenil les compete entregarse de lleno a los ejercicios militares y hacer todos los preparativos para defender fidedignamente a su pueblo natal y la Patria socialista.
    Nos corresponde dar un salto decisivo en las tareas para mejorar la vida de la población y levantar una potencia económica.
    En la actualidad, solucionar el problema de la vida poblacional y avivar la economía del país constituyen tareas de mayor importancia para hacer realidad el proyecto del gran General sobre la construcción de un Estado poderoso y próspero.
    El hizo que todas las labores obedezcan al desarrollo económico y la mejora de la vida poblacional y preparó una firme base para elevar el nivel de vida y vigorizar en un corto tiempo la economía nacional. Debemos esforzarnos para que todas esas valiosas bases que tanto trabajo le costó preparar al General Kim Jong Il den resultados satisfactorios y que nuestro pueblo, que le ha seguido invariablemente fiel a nuestro Partido, sea el más feliz de todo el mundo. Este fue el ardiente deseo del General y sigue siendo la firme decisión y voluntad de nuestro Partido.
    Nos concierne solucionar satisfactoriamente el problema alimentario del pueblo.
    Ahora se están tomando distintas medidas en esa dirección. Debemos incrementar decisivamente las inversiones estatales para la agricultura y materializar cabalmente la orientación del Partido de producir una revolución agrícola mediante la movilización de todo el Partido, Estado, ejército y pueblo. Es preciso cultivar la tierra a base de la ciencia y tecnología, lograr el alto rendimiento por hectárea, cumplir incondicionalmente la meta de la producción cerealera presentada por el Partido y normalizar su suministro a la población mediante la eficiente labor de acopio y administración.
    Se necesita un gran esfuerzo para desarrollar la industria ligera y resolver el problema de artículos de consumo masivo. Hace falta adoptar medidas pertinentes para el abastecimiento de materias primas, normalizar el funcionamiento de las fábricas y aumentar la producción y calidad de dichos artículos, de modo que cualquiera reclame los productos hechos en nuestro país. Al mismo tiempo, es necesario que todos los artículos producidos sean distribuidos a los habitantes.
    Se debe prestar primordial atención a solucionar problemas acuciosos que enfrentan los habitantes como la vivienda, agua potable y combustible, para que ellos no sientan incomodidades en su vida.
    Con el ataque impetuoso al calor de las llamas de Hamnam, reforzaremos cuanto antes los sectores priorizados de la economía nacional, los de la industria básica, lo cual permitirá consolidar el cimiento para el desarrollo económico y lograr un auge productivo en todos los dominios de la economía nacional.
    Anteponiendo los sectores eléctrico, carbonífero, metalúrgico y ferroviario, se puede reactivar la economía nacional y estabilizar y mejorar la vida de la población.
    De estos renglones priorizados debemos dedicar un esfuerzo especial a la industria eléctrica para aumentar decisivamente la generación de electricidad, optimizar su aprovechamiento para el fomento de la economía en conjunto y la vida poblacional, e intensificar su control. Conscientes del propósito del General quien visitaba varias veces al año la obra de construcción de la central hidroeléctrica de Huichon para superar la tensa situación de la electricidad, tenemos que desarrollar decisivamente este sector.
    Al anteponer con firmeza las ramas priorizadas y producir auges en todos los sectores y unidades de la economía nacional, hemos de materializar cabalmente la gran estrategia del Partido para hacer poderoso y próspero al país.
    Con la antorcha de la revolución industrial del nuevo siglo en alto hemos de construir a nuestro país como una potencia de economía de conocimientos.
    Hoy el mundo sigue el rumbo de intelectualizar la economía y nuestro país enfrenta la tarea que impone la época, la de renovar su economía para que crezca con la fuerza de la inteligencia.
    En acato con el legado del General de mirar hacia el mundo con el pie bien puesto en nuestra tierra, debemos luchar para alcanzar metas e ideales altos y sobreponernos al mismo en todos los aspectos. Mediante un enérgico despliegue de la batalla conquistadora de la suprema cima con el espíritu inventor y el hábito creador de Ryonha que hicieron posible lograr un progreso vertiginoso en la producción de máquinas herramienta de tecnología de punta de CNC, tenemos que elevar al plano planetario el nivel del conjunto de equipamientos técnicos del país y completar la estructura de la economía de modo que corresponda a los requisitos de la época de la economía de conocimientos.
    Nos es preciso establecer la costumbre de anteponer con seguridad la ciencia y la tecnología, unirlas estrechamente con la producción y resolver con su ayuda todos los problemas que se presentan en la construcción económica, para así garantizar firmemente con ellas el desarrollo económico del país.
    Encauzando la fuerza en la labor de construcción territorial debemos convertir a nuestra Patria en un paraíso del pueblo más hermoso y agradable para vivir.
    Esta labor es una empresa patriótica de valor eterno para el fortalecimiento y desarrollo de nuestro país, nuestra Patria y la prosperidad de las generaciones venideras. Todo el Partido, todo el país, todo el ejército y todo el pueblo se movilizarán para la trasplantación de árboles, de modo que el país entero se cubra de bosques verdes y frondosos dentro de pocos años próximos. Al mismo tiempo, marcando un viraje radical en el reajuste fluvial, el mantenimiento vial y otras tareas de construcción territorial y urbanización, tenemos que remozar mejor a nuestro país, nuestra Patria como el edén socialista.
    Con miras a traer un cambio revolucionario en el mejoramiento del bienestar del pueblo y la construcción de una potencia económica hay que implantar a cabalidad la disciplina y el orden de concentrar en el Consejo de Ministros todos los problemas que se presentan en la labor económica y resolverlos según su mando unitario
    El Consejo de Ministros, como la comandancia responsabilizada de la economía del país, debe elaborar de manera científica y realista y con una amplia visión la meta y estrategia de desarrollo económico y emprender con iniciativa la labor para controlar, dirigir y gestionar de manera unificada el conjunto de los asuntos económicos.
    Todos los sectores y unidades deben resolver los asuntos relacionados con la labor económica basándose estrictamente en el consentimiento del Consejo de Ministros y cumplir infaliblemente sus decisiones y directivas encaminadas a materializar la política económica del Partido.
    Los comités del Partido a todos los niveles deberán combatir los fenómenos que estorban el sistema de responsabilidad del Consejo de Ministros y el de concentración en él, asegurar el prestigio a él y a los organismos administrativos y económicos a todos los niveles y darles empujes activos a que cumplan satisfactoriamente con su deber y papel como encargados y artífices de la actividad económica.
    Hay que encauzar la fuerza a incrementar al máximo la producción, manteniendo el principio socialista en la labor económica y elevando la responsabilidad y el papel de los trabajadores, protagonistas de la producción y la construcción.
    También en la enseñanza, salud pública, arte y literatura, deporte y todas las demás ramas de la construcción cultural hay que registrar continuamente cambios revolucionarios, para lograr que nuestro país brille como un Estado socialista civilizado y desarrollado.
    Hay que aumentar la inversión estatal en la labor educacional, realizar la modernización de la enseñanza, elevar decisivamente el nivel de la enseñanza secundaria general y mejorar la educación universitaria, para así entrenar mayor número de científicos y técnicos talentosos de orden mundial que se harán cargo de la construcción de un Estado socialista poderoso y próspero. Es menester poner en pleno juego la superioridad del sistema sanitario socialista de nuestro país, crear y divulgar mayor número de obras célebres representativas de la época, hacer masivos los deportes y hacer que el país entero bulla de fervor deportivo. Debemos lograr de esta manera que todos los habitantes se conviertan en creadores y disfrutantes de la noble cultura socialista y toda la sociedad se colme de alegría y optimismo.
    Para registrar el cambio decisivo en la construcción de un Estado socialista poderoso y próspero tal como proyectaba y deseaba el gran General, hay que elevar, ante todo, la función y el papel combativos de las organizaciones partidistas.
    Estas son el Estado mayor político en cada unidad correspondiente y su deber fundamental consiste en organizar y movilizar a los funcionarios, militantes y trabajadores para el cumplimiento cabal e incondicional del lineamiento y la política del Partido. El éxito del trabajo en cada sector y unidad depende enteramente de cómo su organización partidista cumple su función y papel.
    Las organizaciones del Partido han de mantener correctamente su perseverancia política, desplegar con dinamismo la labor organizativa y política y así materializar cabal e incondicionalmente los pensamientos y lineamientos del General. Deben estudiar hondamente cuáles fueron el proyecto y propósito del General y cuáles la tarea que asume su unidad para su realización y la manera de lograrla, trazar un plan operativo minucioso, coordinar con esmero su dirección sobre la labor administrativa y económica y exhortar a los funcionarios y a las amplias masas a la materialización del legado del General.
    Las organizaciones del Partido deben fortalecer la dirección partidista sobre los organismos jurídicos como instituciones judiciales, fiscales y de seguridad pública.
    La batalla por construir un Estado socialista, poderoso y próspero, se acompaña por una seria lucha de clases por acabar con los fenómenos hostiles y no socialistas de toda ralea. Las organizaciones partidistas deben guiar a los organismos jurídicos a cumplir con su sagrada misión y deber al defender resueltamente el régimen socialista y las conquistas de la revolución y proteger fidedignamente la vida, las propiedades y la seguridad del pueblo.
    Tienen que reforzar su dirección sobre las agrupaciones de trabajadores, de modo que todas estas y sus miembros se pongan de pie como un solo hombre en la actual ofensiva general.
    En acato a la idea del Partido de dar importancia a la juventud, le asegurarán honores de modo activo, y prestarán un profundo interés a la labor para con ella. Orientarán a las organizaciones de la Unión de la Juventud a hacer brillar más los imborrables méritos del Líder y del General, establecidos en la historia del movimiento juvenil de Corea y a intensificar la educación de sus miembros para que nuestra revolución continúe su camino de generación en generación. Los jóvenes deben avanzar siempre por un camino recto en pos del Partido, y sus vigorosos pasos aproximarán más y más el mañana próspero.
    Mediante su eficiente dirección sobre las organizaciones sindicales y de trabajadores agrícolas, lograrán que nuestra fidedigna clase obrera y campesinado cumplan con su misión como dueños de sus fábricas y granjas y encargados de la producción.
    Nuestras mujeres constituyen una fuerza potente que empuja una rueda de la revolución. Las organizaciones del Partido deben ofrecer una buena dirección a la Unión de Mujeres, para que estas cumplan con la suya en aras del fortalecimiento y la prosperidad de la Patria y la armonía y la felicidad de la sociedad y la familia y sigan desempeñando su honroso papel como las flores de la época.
    A renglón seguido digo que los funcionarios deben cumplir con su responsabilidad y papel como personas de mando de la revolución.
    Se trata de quienes defienden a riesgo de la vida y en la delantera la línea y política del Partido y exhortan a las masas a ponerlas en vías de hecho y quienes organizan y mandan la marcha general de hoy.
    Con la actitud de responsabilizarse enteramente de los asuntos de su sector y su unidad, ellos deberán realizar de manera revolucionaria la labor asumida. En especial, los altos cuadros tienen que trabajar con una elevada disposición a fin de corresponder al amor y la confianza del Partido y el pueblo que los educaron y pusieron en cargos honrosos. Deben hacerse cuadros tan auténticos y competentes como el camarada Kim Chaek que cumplió magníficamente cualquier tarea difícil en ayuda al Líder.
    A los funcionarios les incumbe trabajar con el estilo y modo creativos y emprendedores. A partir de una meta y un ideal de largo alcance, diseñar y proyectar su trabajo, ser pioneros y precursores en la creación y la introducción de lo nuevo y hombres prácticos que impulsan con tenacidad hasta la última consecuencia el trabajo emprendido. Todos ellos deberán abandonar resueltamente el punto de vista ideológico obsoleto y el estilo y modo de trabajo retrógrados. Hoy el puesto donde deben mantenerse nuestros funcionarios es la delantera de la fila, pues tienen que ser los primeros en abrir camino por entre la nieve y locomotoras para su destacamento en los momentos difíciles.
    Ellos deben consagrar todo lo suyo en bien del pueblo. No es el pueblo que existe para ellos, sino viceversa.
    Cualesquiera que sean, aprendiendo del punto de vista del Líder y del General sobre el pueblo, tienen que compartir con él la vida y el riesgo de la muerte, la alegría y la pena comiendo de la misma olla y correr y correr para su bien hasta romperse sus calzados. Deben pensar siempre en el pueblo, antes que en nadie, dirigir la atención primordial al asunto de su vida, meditar siempre y esforzarse con toda sinceridad para resolver los problemas pendientes en ella y realizar más trabajos que lo beneficien. Han de hacerse genuinos servidores del pueblo que no sepan más que los trabajos que le son útiles, los realicen de manera honesta y hábil y sienten su alegría y dignidad de ellos.
    En cumplimiento del deseo de toda la vida y del legado del gran Líder y del gran General debemos realizar sin falta la causa histórica de la reunificación de la Patria, y en acato a su estrategia y proyecto de actividad exterior, desplegar dinámicamente esta actividad para hacer un aporte activo a la causa de verificar la independencia en todo el mundo.
    Conscientes de que el gran Líder y el gran General nos dan estímulo estando siempre con nosotros, debemos hacer que la nueva centuria de la revolución jucheana brille como la de victorias y glorias, al poner en realidad su propósito y deseo con un celo redoblado.
    Ya que por el momento tenemos que celebrar la Conferencia del Partido y diversos actos en celebración del centenario del gran Líder, hemos de realizar con esmero los trabajos para su exitoso aseguramiento. Al mismo tiempo, prestando una profunda atención a que nuestro pueblo celebre el Día del Sol con significación y alegría, debemos realizar indefectiblemente todas las labores.